Cada noche del 23 de junio España se llena de fuego. Es la noche de San Juan y en todos los rincones del país se celebra de una forma, mezclando tradición, superstición y diversión en una de las noches más mágicas del año. En nuestra ciudad, Albacete, el ritual de cada año lleva a que miles de vecinos iluminen el centro portando sus antorchas y se dirijan en procesión hasta el final del trayecto: el Recinto Ferial. La noche de San Juan es un acto de comunión, donde las orquestas locales acompañan cada paso y donde el sentimiento de liberación y alegría invade a los albaceteños. Pero, una vez llegados hasta ese recinto ferial que acoge cada septiembre su Feria, declarada de interés turístico internacional, los albaceteños se dispersan y vuelven a sus casas. ¿Por qué no aprovechaban esa fuerza? ¿Por qué no iluminaban la ciudad de Albacete con actividades culturales? ¿Por qué no evitaban que los albaceteños se marchen a otros destinos y vivan San Juan en su ciudad? Porque Antorchas aún no existía. Pero, a partir de 2021, esto va a cambiar.