Cuando la primavera está a punto de llegar, los diablos salen de su misterioso refugio en las entrañas de la tierra para recorrer el pueblo alborotando. El sábado de carnaval despliegan el mejor carnaval alcarreño. Con su imagen pavorosa, apoyada en una apariencia oscura –piel tiznada con hollín y aceite, una gran dentadura tallada en gajos de patata y una gran cornamenta que sujetan sobre sus cabezas y hombros–, los Diablos de Luzón son la viva imagen del demonio, protagonista de una de las mejores mascaradas ibéricas.
Carnaval Los Diablos de Luzón, no te lo puedes perder porque es un espectáculo único en España. El sábado de carnaval los diablos saltan y corren despavoridos por las calles de este pequeño núcleo alcarreño generando estruendo e impresionando a los visitantes hasta última hora de la tarde. Con ello despiertan creencias que algunos remontan a las más ancestrales tradiciones celtas, ligadas a los rituales de fecundación de la tierra en los días próximos al equinoccio de primavera.
Todo comienza cuando diablos y ayudantes se trasladan a un lugar secreto en las inmediaciones del pueblo para que se produzca la transformación en impresionantes demonios. Mediante un cuidado ritual se embadurnan de negro y cubren su cuerpo con grandes sayas del mismo color ajustadas por un cinturón del que cuelgan cencerros o trabucos. Sólo dejan al descubierto los ojos y unos enormes dientes tallados en un deforme pedazo de patata. El resultado es una mezcla del terror que despiertan con sus gestos y el sobrecogedor aspecto de fantasía con el que se acercan a la gente del lugar y a los numerosos visitantes que esta celebración pagana atrae cada año para tiznar a todo aquel que se encuentre en su camino.
Por la mañana el sonido de la dulzaina resuena por las calles del pueblo antes de la aparición de los diablos. Unas horas después, a partir de las 5 de la tarde, deambularán juntos hacia la plaza, en el centro urbano. Es el mejor lugar para esperarlos pues, con su llegada, crean un ambiente sobrecogedor durante uno de los momentos más impresionantes de la jornada: una procesión negra precedida por el escándalo de los cencerros. Es el momento, las puertas del infierno se han abierto.
A partir de ahí recorren las calles modificando el ambiente tranquilo de este pequeño pueblo con su presencia desafiante. El contraste lo aportan las mascaritas, mujeres de tradicionales vestimentas aderezadas de color y con la cara cubierta con un tul blanco abierto por pequeños agujeros en los ojos y la boca. Son las únicas a las que respetan los diablos. Por si estos fantasmagóricos personajes lo olvidan, llevan un bastón con el que los golpearán si ignoran su protección. Cuando cae la noche, los diablos agotados y con la tizne desdibujada del rostro por el movimiento incesante, detienen poco a poco el sonar de sus cencerros. Es hora de volver a ocultarse hasta que, el próximo año, la naturaleza presagie la llegada de la primavera y con ella el renacer de la vida.
El carnaval de Los Diablos de Luzón tiene lugar en la comarca del Señorío de Molina, en la zona del Alto Tajo, en el pequeño pueblo alcarreño de Luzón.