Declarada Fiesta de Interés Turístico Regiónal, se trata una de las fiestas más arraigadas en la comarca de la Manchuela conquense y cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. Desde entonces, esta tradición se ha ido manteniendo año tras año y generación tras generación.
Se celebra todos los años el Domingo de Pentecostés con el traslado de la Virgen de Consolación desde la Iglesia hasta su santuario, en hombros, acompañada de todo el pueblo. Una vez allí se celebra la misa, acabada la cual se vuelve a procesionar con la Virgen.